
En un entorno cada vez más competitivo, los directores de práctica tienen un papel estratégico: ser el puente entre las universidades y el sector productivo. Ya no basta con asegurar espacios de prácticas para los estudiantes, ahora se requiere construir redes sólidas y sostenibles que fortalezcan la empleabilidad y la pertinencia académica. Aquí es donde entra en juego el networking inteligente.
El networking ya no se limita a asistir a un evento y entregar tarjetas de presentación. Hoy, la clave está en establecer conexiones significativas que aporten valor mutuo. Para los líderes académicos, implica identificar aliados estratégicos, participar en escenarios de diálogo y mantener relaciones activas que trasciendan la coyuntura. Para los empresarios, significa encontrar en las universidades no solo talento en formación, sino también innovación, investigación aplicada y soluciones a retos reales.
Un networking inteligente parte de la preparación. Antes de entablar contacto con un líder empresarial o académico, es importante tener claridad sobre los objetivos: ¿buscas generar oportunidades de prácticas?, ¿crear un convenio institucional?, ¿intercambiar buenas prácticas formativas? Esta claridad permite conversaciones más efectivas y resultados más concretos.
Además, el uso de herramientas digitales como LinkedIn potencia la construcción de redes más allá de los encuentros presenciales. Los directores de práctica que usan la plataforma para visibilizar logros de sus programas, interactuar con líderes empresariales y unirse a comunidades internacionales amplían sus posibilidades de colaboración y fortalecen la reputación institucional.
Eventos como el XIX Encuentro Nacional y VII Internacional de Prácticas Formativas – En la era de la IA, que se llevará a cabo en Bogotá del 24 al 26 de septiembre de 2025, son espacios ideales para aplicar este enfoque. No solo reúnen a universidades y empresarios, sino que ofrecen escenarios de diálogo, talleres y mesas de trabajo que se convierten en oportunidades para crear lazos estratégicos de largo plazo.
En conclusión, el networking inteligente no es acumular contactos, sino generar relaciones de valor que beneficien a los estudiantes, fortalezcan a las universidades y aporten al sector productivo. Los directores de práctica que asuman este rol como estrategas de conexión estarán mejor preparados para guiar a sus instituciones en la construcción de un futuro educativo más pertinente y con impacto real.